Contraste de fase en la cardiopatía valvular

La enfermedad cardíaca valvular es común y aumenta con la edad. En el pasado, la cardiopatía valvular solía ser causada por una cardiopatía reumática, que sigue siendo una carga importante para la salud pública en los países en desarrollo. En las naciones industrializadas, sin embargo, las enfermedades reumáticas han disminuido sustancialmente y la enfermedad cardíaca valvular es ahora principalmente de origen degenerativo.

La enfermedad cardíaca valvular abarca una serie de afecciones cardiovasculares comunes que representan del 10% al 20% de todos los procedimientos quirúrgicos cardíacos.

El examen clínico no es una guía confiable para el diagnóstico o la gravedad. Esta brecha en la enfermedad cardíaca valvular clínica y la presentación tardía de muchos con enfermedad grave enfatiza la importancia de las imágenes cardíacas cuantitativas y de alta calidad.

Las imágenes deben evaluar: 1) la morfología de la válvula para determinar la etiología y la idoneidad para la intervención invasiva; 2) severidad hemodinámica; 3) remodelación del ventrículo izquierdo y ventrículo derecho; 4) compromiso de la aorta y 5) predicción de eventos cardiovasculares adversos.

Actualmente se encuentran disponibles varias modalidades de imagen para evaluar la enfermedad cardíaca valvular de manera integral, lo que permite una evaluación correcta tanto de la morfología como de la función de la válvula. La ecocardiografía Doppler es la herramienta más utilizada para este fin, ya que es rentable, está ampliamente disponible y, en la mayoría de los casos, proporciona información suficiente para el manejo clínico del paciente y la posible planificación quirúrgica.

Durante mucho tiempo, el cateterismo cardíaco y la angiografía invasiva se han considerado como el "estándar de oro". Sin embargo, este enfoque invasivo expone a los pacientes a radiación y medios de contraste yodados, lo que conlleva un riesgo no despreciable de complicaciones que amenazan la vida, pero sin embargo está lejos de ser óptimo, especialmente en lo que respecta a la cuantificación precisa de la regurgitación valvular.

Debido a las mejoras considerables en el diseño de hardware y software en la última década, la resonancia magnética ha cobrado su papel como actor central en una gran variedad de enfermedades cardíacas, ofreciendo información única sobre el mecanismo de la enfermedad valvular, cuantificando la gravedad de la enfermedad y discernir las consecuencias de las lesiones, incluidos los efectos sobre el volumen del ventrículo izquierdo, la función sistólica del ventrículo izquierdo y los volúmenes de la aurícula izquierda. Debido a su alta precisión y reproducibilidad, la imagen por resonancia magnética se ha convertido en la modalidad de imagen preferida en un número cada vez mayor de ensayos clínicos. También en el campo de la cardiopatía valvular, se ha logrado un progreso considerable.

Hoy en día, la resonancia magnética cardiovascular tiene una serie de ventajas únicas sobre otras modalidades de imagen. Proporciona una vista de todo el corazón sin las limitaciones de ventanas de imágenes o hábitos corporales inadecuados. Además, en algunos pacientes, la información de la historia clínica y el examen físico u otras pruebas de diagnóstico pueden ser discordantes con los hallazgos ecocardiográficos donde existe un papel clínico importante para la resonancia magnética cardiovascular. La resonancia magnética cardiovascular también puede obtener datos de imágenes en cualquier plano de imágenes prescrito por el operador de exploración, lo que la hace ideal para la investigación precisa de todas las válvulas cardíacas: aórtica, mitral, pulmonar y tricúspide. Puede considerarse un complemento excelente de la ecocardiografía para investigar pacientes con enfermedad valvular.