El Estudio IGNITE sobre Inversión Concentrada en Vecindarios Negros

A las personas negras en los Estados Unidos les va peor que a las personas blancas en casi todos los indicadores sociales, económicos y de salud. La desventaja de la salud negra comienza en el nacimiento, lo que refleja el costo acumulativo de los factores de estrés social racializados y la discriminación en la atención médica en la salud materna y da como resultado tasas más altas de parto prematuro y bajo peso al nacer. Los jóvenes negros están desproporcionadamente expuestos a toxinas ambientales como el plomo y eventos infantiles adversos como dificultades financieras y violencia en el vecindario. Los adultos negros tienen tasas más altas de enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión y muchos tipos de cáncer. Estas y otras fuerzas culminan en una marcada brecha de longevidad racial: en Filadelfia, la ubicación de este estudio, la esperanza de vida de las personas que viven en un vecindario pobre predominantemente negro es 20 años más baja que la de las personas que viven en un vecindario próspero cercano predominantemente blanco.

La causa fundamental de estas sorprendentes y generalizadas disparidades es el racismo estructural: la confluencia de profundas fuerzas históricas, institucionales, culturales e ideológicas que distribuyen de manera desigual los recursos y los riesgos entre los grupos racializados. El racismo estructural modela la salud al afectar una variedad de determinantes sociales de la salud interconectados y que se refuerzan mutuamente a nivel nacional, de vecindario, familiar e individual. En particular, la desinversión sistemática y de larga data ha resultado en vecindarios negros altamente segregados con condiciones ambientales dilapidadas y una grave inseguridad económica dentro de los hogares negros, lo que lleva a un "círculo de retroalimentación de desventaja racial concentrada", todo lo cual ha estado fuertemente vinculado a la mala salud.

La mayoría de las intervenciones que buscan abordar las disparidades raciales en la salud se enfocan en comportamientos y resultados a nivel individual, o canales individuales por los cuales el racismo estructural daña la salud. Sin embargo, al no abordar los determinantes sociales aguas arriba, estas intervenciones han tenido un impacto limitado a nivel de la población. Es necesario un paquete de intervención de múltiples niveles y componentes centrado en una variedad de determinantes sociales de la salud para abordar de manera significativa el racismo estructural como una causa fundamental de las disparidades raciales en la salud.