Equilibrio estático y dinámico en niños con dislexia

La dislexia se describe como una discapacidad de aprendizaje de origen neurológico. Es una enfermedad muy extendida, caracterizada por dificultades en el reconocimiento de palabras, ortografía y decodificación. Es un fracaso inesperado y permanente en la adquisición de habilidades de lectura en el individuo que tiene suficiente inteligencia, oportunidades socioculturales y educación, según la Organización Mundial de la Salud. El diagnóstico lo puede realizar un psiquiatra de niños y adolescentes clínicamente o con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). La prevalencia de la dislexia varía entre el 2-10%, y se observa 3-4 veces más en hombres que en mujeres.

El equilibrio postural es la capacidad de controlar el centro de gravedad (CdG) en la base de apoyo. Este control comienza a manifestarse al inicio de los 15 meses de vida y alcanza su máxima capacidad alrededor de los 12 años con la maduración de los sistemas visual, vestibular y somatosensorial. El equilibrio estático define el estado de control postural en la posición de mantenimiento, mientras que el equilibrio dinámico lo representa durante el movimiento. El equilibrio estático y dinámico se ha investigado ampliamente y se ha encontrado que se ve afectado en diferentes trastornos pediátricos como la fibrosis quística, la parálisis cerebral y la espina bífida. También hay evidencia aparente de equilibrio deteriorado en niños con dislexia. Frankle y Levinson sugirieron que existe un trastorno cerebeloso-vestibular en personas con dislexia por primera vez en 1973. Descubrieron que el 97% de 115 niños con dislexia presentaba hallazgos neurológicos anormales, como prueba de Romberg positiva, dificultad para caminar, trastorno del habla o hipotonía. Después de eso, Rae et al. informó que el lóbulo frontal derecho del cerebelo era más pequeño y había cambios bioquímicos distintos en el lóbulo temporoparietal en individuos disléxicos en comparación con controles sanos. Moe-Nilssen et al. mostró que los niños disléxicos tienen problemas tanto en el equilibrio como en la capacidad de andar. Barella et al. afirmó que los trastornos de escritura y aprendizaje en la dislexia estaban asociados con el cerebelo. Patel et al. encontraron que la inestabilidad postural estaba relacionada con la gravedad de la dislexia. Quercia et al. dio tratamiento de ejercicios posturales a los disléxicos, luego examinó su estabilidad postural después de una estimulación vibratoria. Se demostró que la duración y la velocidad del CdG eran significativamente mayores en pacientes disléxicos no tratados en comparación con los disléxicos tratados y el grupo no disléxico.

Aunque una gran cantidad de estudios investigaron el deterioro del equilibrio en personas con dislexia, solo un estudio se interesó en los efectos de un programa de entrenamiento postural y encontró mejoras significativas. Ese estudio abordó tales mejoras en la plasticidad cerebral, sin embargo, no investigó el rendimiento de lectura simultáneamente. El objetivo de este estudio fue demostrar los cambios en el equilibrio estático y dinámico, el rendimiento de lectura y la calidad de vida después de seis semanas después de un programa de ejercicio programado en niños con dislexia.