Efectos de la educación musical para niños con dificultades de lectura

Para formar la muestra de niños con dificultades de lectura, primero se les pidió a los maestros de primaria de diez escuelas públicas de la ciudad de Sao Paulo que sugirieran nombres de niños con habilidades de lectura por debajo del promedio. A partir de estos nombres sugeridos, a los maestros se les entregó una "escala de habilidad lectora" que considera la lectura oral y en silencio de los niños y genera un puntaje que divide a los niños en cuatro niveles de habilidad de los cuales se seleccionan solo los niños con los peores indicadores (i.e. , alumnos que leen más o menos y alumnos que leen mal). Luego, se realizó la segunda fase de evaluación con estos niños con dificultades de lectura: en esta fase un fonoaudiólogo realizó una Evaluación Simplificada del Procesamiento Auditivo Central para evaluar la función auditiva, un oftalmólogo evaluó la agudeza visual mediante la Escala de Snellen y un psicólogo evaluó la inteligencia no verbal utilizando las Matrices Progresivas de Raven. Estas tres evaluaciones se realizaron de manera individual, en salones previamente reservados en las escuelas (in loco) y en horario escolar previamente establecido con la administración y el personal docente. Solo se consideraron como criterios de exclusión puntuaciones por debajo del percentil 25 en las Matrices Progresivas de Ravens; las otras dos variables citadas anteriormente se ingresarán como variables de control. Se decidió agrupar estas tres evaluaciones iniciales porque son más sencillas y se pueden realizar rápidamente. En el siguiente paso, evaluamos los resultados y otros tipos de covariables en el nivel de los niños (es decir, habilidades musicales, características sociodemográficas, antecedentes familiares). Al final de esta primera ola de evaluación de resultados, la intervención se iniciará en las escuelas seleccionadas previamente y al azar para la intervención. El estudio proporcionará flautas de bloque, teclados y dos profesores de música por escuela (dos profesores para 27 niños en cada una de las escuelas que fueron seleccionadas para la intervención). Los educadores musicales seguirán el mismo programa curricular para evitar sesgos educativos y controlar el proceso de enseñanza, haciendo las clases lo más parecidas posible. Cada dos semanas durante la intervención, se convocará a los diez educadores musicales para revisar el plan educativo y metodológico y compartir las experiencias positivas y negativas obtenidas durante el proceso de enseñanza.